La última y nos vamos

Hace más de 30 años, inicié mi primer trabajo formal y con él, un ritual que me ha acompañado desde entonces: empezar el día con una taza de café. El café suelo tomarlo principalmente en días laborales, por lo que lo puedo considerar un símbolo de mi vida profesional. Una taza se convirtió en dos, y el café pasó de ser extremadamente dulce y con crema a negro y sencillo. Mi gusto por el café ha evolucionado, de forma similar a mi trayectoria profesional, de ser un contribuidor individual a ser líder de varios equipos de desarrollo de Software. Cada día y cada proyecto han estado marcados por este ritual. Cada café ha sido testigo de conversaciones, decisiones, aprendizajes, alegrías, tristezas, triunfos y hasta fracasos. Como bien dice El Oráculo en Matrix : “Todo lo que tiene un inicio, tiene un final.” Cada cierre, de una taza de café, o de una tarea, un proyecto o una etapa laboral, es una invitación a comenzar algo nuevo. Lo importante es atesorar lo aprendido en el trayecto. En mi...