La última y nos vamos
Hace más de 30 años, inicié mi primer trabajo formal y con él, un ritual que me ha acompañado desde entonces: empezar el día con una taza de café. El café suelo tomarlo principalmente en días laborales, por lo que lo puedo considerar un símbolo de mi vida profesional.
Una taza se convirtió en dos, y el café pasó de ser extremadamente dulce y con crema a negro y sencillo.
Mi gusto por el café ha evolucionado, de forma similar a mi trayectoria profesional, de ser un contribuidor individual a ser líder de varios equipos de desarrollo de Software.
Cada día y cada proyecto han estado marcados por este ritual. Cada café ha sido testigo de conversaciones, decisiones, aprendizajes, alegrías, tristezas, triunfos y hasta fracasos.
Como bien dice El Oráculo en Matrix: “Todo lo que tiene un inicio, tiene un final.” Cada cierre, de una taza de café, o de una tarea, un proyecto o una etapa laboral, es una invitación a comenzar algo nuevo. Lo importante es atesorar lo aprendido en el trayecto.
En mi aventura laboral más reciente, que inició en Abril de 2018, he tenido la fortuna de colaborar con más de 400 personas de forma directa en proyectos a mi cargo. También con más personas de otras áreas tales como Recursos Humanos, Reclutamiento, Soporte, otros departamentos de Ingeniería, etc. De cada interacción me llevo enseñanzas y recuerdos, esperando haber dejado también alguna enseñanza en aquellos que me acompañaron.
Las anécdotas buenas y malas nos acompañan toda la vida. Y aunque hoy toca cerrar este capítulo, haciendo alusión a Yogi Berra: “Esto no se acaba hasta que se acaba”, mi ritual continúa: sigo con mi café.
El aprendizaje y las historias continuarán, acompañados siempre por una taza de café.
Comentarios