¿Cuántas veces te has encontrado diciendo " Tengo que... " seguido de una tarea o actividad que preferirías evitar? " Tengo que ir al trabajo" " Tengo que hacer una presentación" " Tengo que ir al dentista" Esas dos palabras " tengo que ", aparentemente inofensivas, encierran un gran poder sobre nuestra percepción de la vida y nuestras acciones. A menudo, asociamos el "tengo que" con una obligación impuesta, con algo que hacemos porque no tenemos otra opción o simplemente porque es lo que se espera de nosotros. El impacto de las frases autolimitantes El lenguaje que usamos, además de reflejar nuestro estado de ánimo, también tiene la capacidad de influir en él. ¿Te has detenido a pensar en cómo te sientes después de decir esa frase? Quizás te invada la sensación de falta de control o de resignación. Yo las llamo frases autolimitantes . Son esas expresiones que nos hacen sentir atrapados en rutinas y obligaciones. Aunque hay...
Comentarios