Qué suerte la mía
Yo creo que tengo suerte.
Tuve la suerte de tener un padre visionario que desde que éramos chicos nos ayudó a prepararnos para el futuro. Aunque en aquel momento no lo veía así. Desde niño estuve en clases de inglés. En clases de computación. Y desde los 10 años me enseñó a manejar. A los 12 años ya salía en la colonia e incluso algunas avenidas, claro, siempre acompañado de mi papá
Tuve la suerte de que mis hermanas son muy inteligente y como estuvimos en las mismas escuelas, tenía el reto de tener que superarla. Aunque no me gustara que dijeran “tú eres su hermano, ¿verdad? Entonces no vamos a batallar”
Tuve la suerte de tener acceso a equipo electrónico cuando era muy joven, lo que me permitió orientarme a una carrera en el mundo de la informática.
Hace unos años, tuve la suerte de encontrarme con un amigo y que me invitara a Toastmasters.
Ya en Toastmasters he tenido la suerte de presenciar muchos discursos y de aprender muchas cosas de ellos. Un caso que quiero resaltar es una sesión del 2018, donde Tere, una socia del club, dio un discurso de cómo catar un vino. Me considero un conductor bastante responsable y nunca tomo cuando manejo. Pero una cata de vino no le vi problema.
Pero, que suerte la mía, camino a la casa me topo con una antialcohólica.
Toca mi turno y el oficial me hace la pregunta “¿Tomó algo de alcohol?”
Como no puedo mentir, le dije que había tomado una copa de vino que me dieron a probar.
Hace la prueba de aliento y según el oficial si traía aliento alcohólico, por lo que me pide que me orille para pasar con el médico para una segunda prueba.
Hasta parece que tienen un libreto porque cuando estaciono el carro, el oficial me retiene los documentos y me acompaña hasta el lugar donde está el médico. Durante el camino, unos 50 metros, me empezó a decir el oficial que en la ciudad hay cero tolerancia y que si estoy enterado de las multas.
Como cosa hecha adrede, el médico apenas estaba llegando y se tomó su tiempo para acomodar sus cosas. Mientras tanto el oficial no me perdía de vista (me sentí algo acosado al tener la mirada del oficial encima de mi). Mientras tanto el médico seguía tomándose su tiempo.
Yo estaba confiado en que no había ningún delito y estaba tranquilo. Pero por si acaso, le empecé a mandar mensajes a mi esposa (más vale prevenir). En resumen, le comenté de la antialcohólica y que estaba esperando al médico. Para prepararla le dije que si me llevaban detenido iría por mi… y que me dice que NO… 😕
Ya que el médico estaba listo, me hace la prueba del alcoholímetro y sale normal. Me dice que me puedo retirar, que no hay ningún problema y el oficial que tenía mi papelería me la entrega y me retiro. Hasta creo que vi una cara de decepción en el oficial.
Mientras estuve sentado esperando y durante la prueba, estuve recordando todos las notas y mensajes de redes sociales diciendo cómo estaba la corrupción y los tratos en las antialcohólicas. Pero por suerte todo salió bien.
Conclusión
Yo creo que la suerte es la interpretación que nos formamos de todas las situaciones que nos suceden y de acuerdo a nuestros marcos de referencia podemos interpretar un suceso como buena suerte o mala suerte.
Si hoy me quiebro la pierna y me incapacito, ¿será mala suerte por estás incapacitado? O ¿será buena suerte porque voy a poder ver el mundial desde casa?
Yo en lo personal creo que he tenido buena suerte.
Pero, ¿qué puedo decir? Buena suerte o mala suerte, eso nosotros lo decidimos.
Hasta la próxima
La mejor suerte de todas es la suerte de hacer algo por ti mismo. - Douglas MacArthur
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