Querer es poder
Yo decía que tenía mala memoria y que era pésimo para recordar los nombres. Y saben que… si que lo era.
Yo decía que era malo para recordar los nombres, pero que era bueno para recordar las caras. Es fecha que recuerdo las caras de las personas con las que he trabajado. Pero hubo un tiempo en que yo no podía recordar los nombres de esas personas.
Como yo sabía que era malo para los nombres, seguido preguntaba a mis conocidos: ¿Cómo se llama aquella persona?
Otras de las técnicas que usaba era la de anotar el nombre de las personas de acuerdo a como estaban sentados. Dónde no se cambiaran de lugar porque mi sistema se desmoronaba. Y saliendo de la reunión ya no sabía cómo se llamaban, claro, si me acordaba de que habían estado en esa reunión.
Desde hace tiempo que estoy en posiciones de liderazgo en el trabajo y yo les pedía a mi equipo que recordara los compromisos, que cumpliera los tiempos y que recordara los nombres de los clientes, pero no es justo que yo pida lo que no puedo hacer. Así que me di a la tarea de mejorar mi memoria. Recordé parte de mi pasado y me dije a mi mismo… “tú no eras así… tú eras bueno para recordar los nombres”.
En mi época de Secundaria, la profesora Bertha, que impartía biología, tenía una técnica para dar puntos extra que consistía en responder las preguntas que ella hacía durante la clase, a lo que llamaba participaciones. De primero a tercero, yo fui el encargado de llevar el conteo de participaciones de todo el grupo, por lo que en el transcurso de 2 semanas tenía que aprenderme el nombre de todos los alumnos de mi grupo, y en aquél entonces eran grupos de 50 personas o más. Cuando salí de secundaria me sabía el nombre de todos los alumnos de los grupos de tercero, cosa que no todos lo lograban.
Algo similar pasó con la preparatoria y la facultad, en que me sabía los nombres de casi todos los estudiantes de la generación, y si no me sabía el nombre me sabía el apodo.
Hubo un momento en mi vida que me convencí que era malo para recordar nombres; tanto que mi cerebro se hizo malo para recordar los nombres.
Aprendí que los pensamientos positivos llevan a cambios positivos. En vez de pensar que era malo para recordar los nombres, pienso que soy bueno para recordar nombres y eso poco a poco hizo que lograra llegar a recordar los nombres de las personas con las que interactúo de forma más rápida.
Conclusión
Se dice que el poder de la mente es inmenso y que no explotamos todo su potencial. Yo creo que nuestras propias barreras nos impiden poder avanzar. Algo tan sencillo como recordar los nombres de las personas me lo demostró.
Los invito a que nosotros mismos hagamos un cambio en nuestras vida, pequeños cambios. Que al cabo de un tiempo, cuando volvamos a ver al pasado, nos daremos cuenta de los grandes cambios que podemos lograr.
El cambio comienza por nosotros mismos.
No es justo pedir a los demás lo que no estas dispuesto a hacer tu mismo - Eleanor Roosevelt
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