Del liderazgo y dar órdenes
En algún momento de nuestras vidas hemos tenido que dar una órden a alguien más, ya sea para lograr un objetivo en el trabajo, para organizar una reunión informal o en algún deporte en que participemos.
Si bien puede parecer algo sencillo y cotidiano, es más complejo de lo que vemos a simple vista.
Tomando un pasaje del libro Yo Robot de Isaac Asimov, se presenta una situación en un planeta lejano, que requieren un material que se encuentra en una zona peligrosa, incluso para los robots y una persona da una orden ambigua a un robot para que vaya a recolectar el material.
Por la composición de las 3 leyes de la robótica, la ambigüedad de la orden pone en conflicto las leyes # 2 y # 3, llegando a un punto en que tiene más peso la ley # 3 y el robot busca su propia supervivencia antes de cumplir la órden. Al llegar a un lugar seguro, vuelve a tomar precedencia la ley # 2 y el ciclo vuelve a comenzar.
Así como se presenta en el libro con los Robots, en ocasiones debido al estilo de liderazgo que tenemos y la forma y contexto en que damos las órdenes, puede prestarse a ambigüedades, y por lo tanto, errores en la ejecución y en los resultados obtenidos.
Estilos de liderazgo
Existen diferentes estilos de liderazgo, cada uno con sus pros y contras. De acuerdo a Toastmasters, algunos de los estilos son:
- Burocrático - Este líder impone reglas estrictas y disciplina, siendo eficaz para decisiones rápidas, aunque puede frustrar a los expertos.
- Autoritario - Este líder da instrucciones claras y firmes, inspira entusiasmo y es útil para cambios de dirección.
- Instrucción - Este líder desarrolla habilidades para el futuro y es efectivo en relaciones cercanas de crecimiento personal.
Para mayor información, pueden consultar directamente en el sitio de Toastmasters.
Dar órdenes como parte del liderazgo
Cuando estamos en una posición de liderazgo, nos podemos encontrar con situaciones muy diversas, y al sumar el factor humano, no es posible que un solo tipo de liderazgo nos funcione en todo momento.
Conocer nuestro estilo de liderazgo, así como ser consciente de que existen otros tantos estilos, nos ayuda a obtener mejores resultados mediante nuestra propia adaptación. En el pasaje del libro que compartí al inicio, el tipo de liderazgo más efectivo hubiera sido Autoritario.
En mis trabajos, el tipo de liderazgo que comúnmente práctico es Instructor, buscando integrar a los miembros de mi equipo, motivándolos para que crezcan y tomen sus propias decisiones. Pero este estilo no es el único que utilizo, siempre procuro adaptarme a la situación que se me presenta. En situaciones donde hay poco margen de error, puedo ser Autoritario.
Adaptarse para mejorar
En ocasiones el estilo de liderazgo puede cambiar de un momento a otro, ya sea porque nos dirigimos a grupos o si el resultado que estamos obteniendo no es como esperamos. Por ejemplo, al estar colaborando con un equipo para desarrollar un producto, se inicia con un estilo de Formación, si el equipo no responde adecuadamente y comienza a realizar actividades que no son productivas o enfocadas al resultado, cambiamos a un estilo más Autoritario para que se dé el resultado.
Un ejemplo común es el de los padres de familia a la hora de dormir a sus hijos, primero se manda a los niños a dormir, digamos que a las 9:00 PM y se les explica que deben descansar para que mañana puedan seguir jugando. Poco tiempo después quizás 10:00 PM, los niños no se han dormido, por lo que pasamos a un estilo Burocrático, donde de forma decisiva les decimos que se deben de dormir. Poco tiempo más tarde, a eso de las 11:00 PM, siguen sin dormirse, por lo que ahora el estilo cambia a Autoritario y damos la orden de dormirse.
Conclusión
Conocer nuestros estilos de liderazgo y saber cómo y cuándo usarlos nos ayuda a ser mejores líderes, adaptándonos a lo que requiere cada momento. ¿Has notado cómo cambia tu estilo de liderazgo en diferentes situaciones? Tal vez sea buen momento para probar algo nuevo y ver qué resultados puedes obtener.
Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos.
Un robot debe proteger su propia existencia.
Leyes de la robótica, Isaac Asimov
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